« Cordulegastridae (Fraser, 1940)
Esta familia estuvo durante mucho tiempo incluida en Aeshnidae, teniendo en común sus representantes europeos el aspecto general, la talla y la disposición de las celdillas discales (casi idénticas en las alas anteriores y posteriores). Se caracteriza por: los ojos se tocan en un solo punto; el pterostigma es largo y estrecho, normalmente negro; ausencia de la vena Mspl; las venas que llegan al árculo están separadas desde su base. El dimorfismo sexual es poco importante. Los machos tienen en las alas posteriores un triángulo anal de 3 a 5 celdillas y un ángulo anal bien marcado; el abdomen lleva orejeras laterales en el segundo segmento. Las hembras tienen un ovipositor muy largo que sobrepasa muy claramente el 10º segmento abdominal.
A diferencia de los Aeshnidae, las larvas sólo se desarrollan en las corrientes de aguas rápidas y claras. Es, por tanto, en las proximidades de estos medios donde se les puede ver posándose, a poca altura, bajo una rama, con el abdomen colgando muchas veces casi verticalmente. Los imagos se nutren de pequeños insectos que vuelan al borde de los rÃos y arroyos, La hembra, no acompañada del macho, hace la puesta en el limo de los rÃos y arroyos de aguas vivas, en los torrentes de montaña hasta a 1400 m de altitud, en las fuentes frescas y limpias… La larva vive escondida en el lodo o en la grava, de la cual únicamente sobresalen la extremidad del abdomen, la cabeza y las patas anteriores, lo que la hace prácticamente invisible. Cuando una presa se aproxima suficientemente, la máscara se dispara y el animal es devorado inmediatamente. El desarrollo de las larvas es notablemente largo, de 3 a 4 años en el llano y de 5 años en las montañas; los adultos no viven más que algunas semanas.